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Wednesday, November 9, 2016

Renault del Museo del Automóvil Club Argentino

En cada edición de Autoclásica el Automóvil Club Argentino (ACA) exhibe los automóviles que tiene en su museo. Así se van renovando las piezas que el público visitante a la muestra anual puede apreciar. El stand del ACA ubicado sobre el boulevard del Hipódromo de San Isidro, en el provincia de Buenos Aires, es el lugar elegido para exhibir los viejos automóviles.

Renault del año 1910 del Museo del Automóvil Club Argentino.


De esos automóviles antiguos hoy veremos un Renault del año 1910 con una carrocería tipo Landaulet con el puesto del chofer a la intemperie. Esto era algo común, y heredado de los carruajes tirados por caballos, en los automóviles de principios del siglo XX.

Sin embargo Louis Renault fue el primer constructor en realizar una carrocería cerrada de mando interno en la industria automotriz mundial. El diseño fue del propio Renault, pero plasmado por el carrocero Labourdette. Pero la historia de los automóviles Renault arrancaron a finales del siglo XIX, más precisamente en el año 1898.

En esa época es cuando Louis Renault modificó un triciclo De Dion y lo convirtió en cuadriciclo con transmisión cardánica y una caja de velocidades de 3 marchas de su propio desarrollo. Ese automóvil logró llamar la atención de muchas personas. Renault fue un pionero en el uso del cardán para transmitir la potencia del motor a las ruedas traseras. Lo común era el uso de cadenas, pero que acarreaba problemas técnicos y oscilaciones en el puente trasero.

El Renault de 1910 tiene una carrocería tipo Landaulet.

Eso determinó que un simple mecánico francés se decidiera a crear su propia empresa automotriz. La Société Renault Fréres nació un 25 de febrero de 1899 y los socios de Louis Renault fueron sus hermanos Marcel y Fernand. Con 60.000 francos iniciales, aportados por los tres hermanos Renault, arrancó la empresa de los automóviles que llevarían como marca el apellido de ellos.

Louis y Marcel se convirtieron en pilotos de sus propios automóviles. Esto les sirvió de publicidad, como hicieron muchas empresas automotrices a finales del siglo XIX. Pero en la carrera París-Madrid, desarrollada en el año 1903, Marcel Renault muere en un accidente en Burdeos. Además la competencia pasó a la historia por lo trágica que resultó con decenas de muertos.

Este suceso fue el inicio en Francia de los primeros circuitos de carrera para automóviles. Algo parecido a lo sucedido en Gran Bretaña casi en simultáneo y con la prohibición de las carreras en rutas abiertas.

Vista de la parte trasera del Renault de 1910.

Veamos algunas de las características técnicas del Renault del año 1910 del Museo del Automóvil Club Argentino. El motor era de cuatro cilindros con dos grupos de cilindros en el block integral. Esta era algo habitual en los automóviles de la época. La cilindrada era de 5.000 centímetros cúbicos con una potencia de 25 HP.

Una particularidad de los motores Renault de aquellos años eran que estaban invertidos en el sentido de marcha. Por lo cual el radiador de agua estaba por delante del puesto de conducción. El sistema de enfriamiento era por termosifón sin usar bomba de agua. El encendido era por magneto y el motor estaba alimentado por un carburador ascendente.

La caja de velocidades era de tres marchas hacia adelante con marcha atrás. La transmisión era por cardán con diferencial trasero con corona y piñón. La dirección era del tipo a sector y sinfín. Los frenos mecánicos actuaban sobre las ruedas traseras que se accionaba con un pedal. Había otro freno de mano que actuaba sobre la salida de cardán. La suspensión era mediante elásticos semielípticos en cada eje.

La carrocería era cerrada para los pasajeros con tapizados en pana con cortinas de tela en las ventanas, que tenían vidrios desplazables. La manera de comunicarse con el conductor era mediante el uso de un fonil. Una especie de bocina por la cual se le hablaba a la persona que estaba al mando del Renault del año 1910.

El puesto de mando del Renault de 1910.

En aquellos años la empresa de los hermanos Renault fabricaba automóviles utilitarios y de lujo. En esta segunda categoría encuadraba el automóvil expuesto en el stand del ACA en Autoclásica 2016. Claro que el chofer estaba a la intemperie y sin parabrisas.

Por eso que la vestimenta de los conductores de esos años era especial. Para poder soportar las inclemencias del tiempo y con antiparras a modo de parabrisas. También el uso de gorras y en los autos de lujo, como este caso, con sombreros de copa. Por eso los primeros automóviles tuvieron los techos tan altos.

El interior de la carrocería presentaba dos asientos tapizados en cuero más dos trasportines. Un tipo de asiento plegable en caso que viajaran más personas en su interior. De esta forma se ampliaban las plazas de una manera sencilla y práctica. Sino no se los utilizaba se los plegaba ampliando el espacio para las piernas de los pasajeros.

Como era común en muchos automóviles de la época las llantas eran con rayos de madera. Otra de las herencias de los carruajes tirados por caballos. El Renault del Museo del ACA tiene neumáticos con cámara. Ya que muchos de los automóviles primitivos supieron tener ruedas de goma maciza. En especial a finales del siglo XIX.

Las fotografías fueron tomadas el domingo 9 de octubre en el stand del Automóvil Club Argentino, ubicado a espaldas del lago del Hipódromo de San Isidro, durante el transcurso de Autoclásica 2016.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

Archivo de autos tiene Internet propia financiada por sus seguidores y por publicidad en este blog.

Wednesday, October 26, 2016

El Ford A de Buehrig

Los visitantes a Autoclásica 2016 tuvieron la oportunidad de ver una cupé Ford A rara. La misma llevaba la firma de Gordon Buehrig, el famoso diseñador de la empresa Duesenberg y luego de la Auburn. Pero ese automóvil es una réplica artesanal realizada en Argentina.

Ford A réplica del diseñado por Gordon Buehrig en Autoclásica 2015.


En Autoclásica 2012 se llevó el primer premio en la categoría Artesanía Argentina. También estuvo expuesta en Autoclásica 2015. Este año estaba ubicada en el boulevard del Hipódromo de San Isidro junto con los americanos Vintage, que ocuparon ese sitio de privilegio en Autoclásica.

El agregado en esta edición fueron sendos carteles contando que era una réplica y algo de los diseños de Gordon Buehrig. Pero conozcamos un poco de la historia del Ford A real del año 1929.

Ford A de 1929 réplica del realizado por
Gordon Buehrig en Autoclásica 2015.

Buehrig trabajaba como jefe de diseño para la empresa Duesenberg, pero no podía comprarse uno de los automóviles que diseñaba que rondaban los 20.000 dólares. Pero sí podía pagar 600 dólares por un Ford A Sport Convertible Coupé que solo tenía dos plazas. Ese automóvil del año 1929, pero que comprara en el año 1930, fue el que usó para su diseño.

La idea de Buehrig era tener un automóvil accesible a su bolsillo pero con la calidad de armado de un Duesenberg. De hecho usó el taller de autos de carrera de Augie Duesenberg para realizar la transformación. A cambio para obtener el Ford A mencionado entregó en parte de pago un Buick Roadster, automóvil de su propiedad.

La réplica del Ford A como el diseñado
por Gordon Buehrig en Autoclásica 2016.

Quiso tener algo parecido a un Duesenberg al comprobar en carne propia las sensaciones que causaba manejar un automóvil de esas características. Le habían prestado uno en la empresa para desplazarse a la ciudad de Chicago. Esas impresiones recogidas lo motivaron para modificar el Ford A.

Antes de adquirir el Ford A Sport Convertible Coupé ya tenía pensado las modificaciones que le haría al automóvil. Para empezar sacó la carrocería por completo. Cortó la parte trasera, detrás de los asientos, en unos 10 centímetros (4 pulgadas). Además agregó un tercer asiento en forma lateral, como se viaja en el subterráneo.

En Autoclásica 2016 la réplica del Ford A de Gordon Buehrig.

Usó madera y aluminio para la parte trasera y hasta alargó el capot en unos 10 centímetros (4 pulgadas). También recortó el parabrisas hasta la altura de la bisagra superior de las puertas. Con lo cual quedó unos 7 centímetros y medio (3 pulgadas) más bajo que un Ford A estándar.

Los tapizados de cuero los compró a la empresa Body Company Weyman que se estaba yendo a la quiebra. Con lo cual el precio que pagó fue muy barato. En una serie de entrevistas que le realizara David R. Crippen en julio de 1984, contó que pagó unos 5 dólares por ese cuero.

Las charlas con David R. Crippen tuvieron lugar en el Grosse Pointe Woods de Michigan en Estados Unidos y contaron con el auspicio del Edsel B. Ford Design History Center, Archives & Library Collections, The Edison Institute. El texto completo, en inglés,  de esas charlas lo pueden encontrar en este sitio:

Detalle de la firma de Gordon Buehrig en la
réplica del Ford A en Autoclásica 2015.

Gordon Buehrig falleció en el año 1990 a los 85 años luego de pasar por varios centros de diseños de empresas automotrices de Estados Unidos. Tal vez su obra más recordada, y admirada, es el Auburn 810 con un diseño de carrocería de vanguardia. Y que ha tenido ejemplares expuestos en ediciones de Autoclásica.

La réplica argentina se acerca a los diseños originales de Buehrig. El Ford A modificado, Gordon Buehrig, lo manejó por casi 161.000 kilómetros (100.000 millas) y luego se lo vendió a un amigo. Trató tiempo más tarde de recuperarlo pero nunca logró dar con ese Ford A modificado.

Se hicieron algunas réplicas en Estados Unidos. Dos o tres según las fuentes que se busquen. Lo cierto, y como el mismo Buehrig, dice en las charlas de julio de 1984, nunca se había hecho algo semejante. Que se tomara un auto estándar y un diseñador lo modificara por fuera de la empresa fabricante.

La firma de Gordon Buehrig en la réplica del Ford A en Autoclásica 2016.

La terminación que le dio Buehrig a su Ford A de 1929 fue similar a un Duesenberg de la época. Tanto los interiores, tapizados y pintura de la carrocería lo asemejaban a un Duesenberg.

Tuvo varias etapas en su modificación desde los cambios en su carrocería y capota hasta el ensanchado de los neumáticos y las llantas. Esto último fue como un año más tarde de los primeros cambios al Ford A original. Los neumáticos usados fueron los Goodyear balloon que estaban en etapa de experimentación.

También usó llantas ciegas y un radiador más parecido al usado por los Hispano-Suiza de la época y que se ajustaban a los primeros diseños de Gordon Buehrig. Esos dibujos que perfiló antes de comprar el Ford A del año 1929. Las fotografías fueron tomadas en sendas ediciones de Autoclásica los días 12 de octubre de 2015 y 9 de octubre de 2016.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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