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Wednesday, November 2, 2016

Franklin y motores refrigerados por aire

La empresa Franklin Manufacturing Company comenzó a producir automóviles con motores refrigerados por aire en el año 1902. Pero antes su fundador Herbert Henry Franklin había fabricado carros y trineos, luego fue editor de un periódico hasta llegar a producir fósforos. Veamos parte de la historia de esta empresa estadounidense.
  
El Franklin Touring del año 1929 en el stand del
Montevideo Classic Car Club en Autoclásica 2016.

Franklin había nacido en el año 1866 y comenzó con su empresa de carros y trineos en el año 1890. Hacia el año 1901 se encuentra con John Wilkinson que era un joven ingeniero y que tenía un proyecto para producir un automóvil.

Franklin quedó impresionado por el estudio de Wilkinson y se decidió a financiar el proyecto. Así nació la Franklin Manufacturing Company con una modesta fábrica en la localidad de Syracuse en el estado de Nueva York en Estados Unidos.

Esos primeros automóviles con la marca Franklin tenían un motor de 4 cilindros en línea con válvulas a la cabeza y refrigerado por aire. Eso era muy práctico para el crudo invierno de buena parte del territorio estadounidense. Sin agua que se congelara en su radiador.

El propio Franklin organizó una travesía en las zonas más cálidas de Estados Unidos en el mes de agosto, cuando es verano en el hemisferio norte. La idea era probar la eficiencia del motor refrigerado por aire. Esa travesía se realizó en el año 1905. Uno de los automóviles con la marca Franklin de 20 CV viajó sin descanso por unos 7.200 kilómetros sin tener ningún problema mecánico.

Vista de ¾ de perfil trasero izquierdo del Franklin Touring de 1929.

Una de las características de los automóviles Franklin era ser ligeros por el uso de partes de aluminio, por no tener circuito de agua y el peso extra de un radiador. Desde el año 1895 Herbert Henry Franklin tenía la patente para las fusiones de aluminio. Dicen que inventó el término “metal die-casting” antes de fabricar automóviles.

Según datos de la época fue el mayor consumidor de aluminio para fabricar las carrocerías de sus automóviles. Para esa época, anterior a la década del diez, se ofrecían modelos Phaeton, Doble Phaeton y Landaulet. Los motores seguían siendo de cuatro cilindros y siempre refrigerados por aire. En esa época se construyó un motor de 8 cilindros en línea para participar en competencias deportivas, pero no tuvo éxito.

Para el año 1917 Wilkinson desarrolló un nuevo motor de 6 cilindros en línea que se puso en un modelo Limousine con un torpedo elegante. En el año 1920 un Franklin de 6 cilindros obtuvo un éxito al derrotar a un automóvil McFarlan de 9.000 centímetros cúbicos en el trayecto de Nueva York-Montreal. Eso le trajo prestigio a la marca.

Aquellos modelos tenían el capot en forma parecida a los Renault franceses, antes los habían tenido en forma cilíndrica. Para esos años esa forma estaba anticuada y un concesionario de la marca Franklin lo notó. Sin avisar a la empresa hizo carrozar por Murphy un modelo de 6 cilindros. El carrocero le colocó una falsa parrilla.

Vista de ¾ de perfil trasero derecho del Franklin Touring de 1929

Al ver los resultados, Herbert Henry Franklin, se convenció que había que rediseñar las carrocerías. Así es como se le encargaron las nuevas carrocerías para los automóviles Franklin a J. Frank DeCausse de Nueva York. Para el año 1924 es cuando comienza el período de más éxitos para la fábrica ubicada en Syracuse.

Uno de los éxitos era que los automóviles Franklin eran confortables al tener el motor desplazado hacia adelante por no tener radiador de agua. Con lo cual había más habitabilidad para los pasajeros. Un modelo muy apreciado por el Tipo 11 del año 1926 con una trompa con los bordes cromados con una inspiración en la marca Hispano-Suiza.

Las fotografías que ilustran esta nota tienen una similitud con el modelo mencionado. El automóvil, Franklin Touring del año 1925, estuvo exhibido en el stand del Montevideo Classic Car Club en Autoclásica 2016. Una buena manera de conocer estos automóviles estadounidenses con motores refrigerados por aire.

John Wilkinson consideró excesivos los cambios a los automóviles Franklin y se marchó de la empresa. Al poco tiempo falleció DeCausse y el encargado de las carrocerías de los Franklin fue Raymond Dietrich otro gran carrocero de la época. Tan buenos eran los diseños de las carrocerías de DeCausse que Dietrich solo hizo retoques.

El interior del Franklin Touring de 1929.

Los motores de los Franklin seguían siendo de 6 cilindros en línea de 4.000 centímetros cúbicos con el agregado de un ventilador para llevar más aire a los últimos cilindros del motor. Para el año 1929 se aumentó la cilindrada a 4.500 centímetros cúbicos y esto les otorgó más velocidad máxima.

En el año 1930 se desarrolló una prueba entre las ciudades de Nueva York y Los Ángeles en menos de 70 horas y a una velocidad promedio de 75 kilómetros por hora. Para esa época los motores tenían 7 bancadas para el cigüeñal, las bielas era de aleación liviana y los caños de escape cedían parte del calor a los colectores de admisión.

Durante el año 1931 se lanzó el modelo Airman con un motor de 6 cilindros en línea de 4.500 centímetros cúbicos y varios carroceros se encargaron de vestirlo. La crisis financiera del año 1929 estaba abandonando Estados Unidos, aunque persistían problemas en la economía del país.

Pero en el año 1932 lanzaron un motor muy grande de 12 cilindros en V, que Herbert Henry Franklin tenía en mente desde el año 1928. Era un automóvil que podía competir con los Cadillac, los Lincoln y los Duesenberg. La cilindrada era de 6.500 centímetros cúbicos y podía superar los 150 kilómetros por hora. Pero le jugaban en contra el enorme peso de casi 3.000 kilogramos y el desmesurado consumo de combustible de 40 a 60 litros por cada 100 kilómetros recorridos.

Además el precio era elevado, 4.200 dólares, para el modelo más económico de la gama. Todo esto atentó para que los financistas dejaran la empresa además de las malas ventas por las, todavía, presentes condiciones de la crisis financiera del año 1929.

Esto decretó la muerte de la Franklin Manufacturing Company en el año 1934. Pero no de los motores refrigerados por aire que se siguieron produciendo para uso comercial o de aviones ligeros. Los primeros helicópteros de Estados Unidos usaron estos motores refrigerados por aire. Hasta entrada la década del setenta, cuando quiebra la empresa Air Cooled Motors, todavía se fabricaban los motores Franklin luego se vendieron las patentes al gobierno de Polonia.

Las fotos del Franklin Touring de 1925 fueron tomadas en el día domingo 9 de octubre de este año en las instalaciones del Hipódromo de San Isidro en la provincia de Buenos Aires, cuando se realizó Autoclásica 2016.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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Thursday, October 13, 2016

El Ford T de Ruben

Lo bueno de conocer a algunos seguidores de Archivo de autos es que te terminan contactando con otras personas interesantes. Si no hubiera conocido de antemano a Sebastián Torres, el seguidor en cuestión, no hubiera conocido a Ruben Vinyolas. De él hablaremos hoy y de su Ford T.

La cupé Ford T obra de Ruben Vinyolas. Noten las herramientas
que venían con el Ford T original y el inflador sobre el estribo.


En las crónicas anteriores sobre Autoclásica 2016 escribí, y les conté, sobre autos de todo tipo, pero de tamaño real. Hoy para terminar esta semana dedicada a cubrir, desde distintos ángulos, lo que pasó en Autoclásica 2016, nos iremos a un auto a escala.

Como le había prometido a Sebastián, en el sector de autojumble, pasé por la carpa de ACAMRA (Asociación Coleccionistas de Automodelos de la República Argentina). Estaba admirando las miniaturas cuando Sebastián se me acercó y me dijo si había visto la cupé Ford T que recibía a los visitantes.

Le respondí que sí que había visto la excelente maqueta a escala de la Ford T Roadster del año 1924. “¿Querés que te presente a su constructor?”, me dijo Sebastián con una sonrisa en sus labios. Creo que puse cara de asombro porque imaginaba que era una pieza fabricada en el exterior de nuestro país.

Pero no era así. Ahí es donde conocí a Ruben Vinyolas y su creación. Luego de las presentaciones de rigor comenzó lo más jugoso, que Ruben me contara cómo realizó semejante pieza. Me contó el tiempo que le demandó y que fue un regalo para su nieto.

Lo interesante era que al lado de la cúpula de vidrio donde se exhibía el Ford T había una carpeta con fotos. Ese es el documento gráfico de todo el proceso de armado de la pieza. Algo interesante que Ruben se tomó el trabajo de testimoniar. Esa carpeta aparece en una de las fotografías que ilustran esta nota.

Otra vista de la cupé Ford T de Ruben Vinyolas con la tapa del
baúl abierta. Si miran con detenimiento el espejo
refleja la parte de abajo del chasis.

El arranque fueron unas ruedas de goma que compró en la ferretería y en base al rodado comenzó a construir el resto del Ford T. Desde los rayos de maderas hechos a mano y a fuerza de lijar. El chasis realizado con barras de aluminio que copia exactamente el de un Ford T real.

En este punto quiero detenerme, la réplica es exacta a un modelo real. Todos los detalles están perfectamente copiados y reducidos para estar acorde con la escala. Cada pieza la confeccionó a mano a fuerza de ingenio y trabajo artesanal.

“Para mí es un entretenimiento. Mientras trabajo escucho música”, me dijo Ruben. El tiempo que le demandó la realización de la cupé Ford T fue de 5 años. Pero solo trabajó los fines de semana, que es cuando se lo permite su actividad diaria.

La carrocería la realizó en latón de cobre y hasta creó herramientas para el armado de la pieza. Como la que hizo para crear la nervadura de los guardabarros copiados perfectamente del modelo a escala 1:1.

No solo abren las puertas, el baúl y el capot abisagrado. Sino que el motor gira y gracias a un motor eléctrico simula el movimiento del viejo Ford T. Ni hablar que las ruedas pueden girar perfectamente en ambos sentidos. Todo el mecanismo de la dirección está reproducido a la perfección.

Vista desde atrás de la cupé Ford T de Ruben Vinyolas.
Se aprecia el faro trasero, que enciende, y la rueda de auxilio.

Lo mismo que los elásticos transversales tan característicos de los Ford T. Hasta se encienden las luces desde el tablero. Lo mismo que el encendido del motor. Una pieza única la que confeccionó Ruben Vinyolas. Un verdadero artesano.

El tapizado está realizado en cuerina y hasta modificó los botones que van colocados porque no consiguió de un tamaño más chico. Incluso el relleno del asiento es goma espuma para simular un asiento real.

Todo lo que se mira en la pieza tiene una historia para contar. Tanto por el material qué está realizada como fue la confección de dicha pieza, o parte de la cupé Ford T. Sencillamente excelente. Fue la atracción de la carpa de la ACAMRA durante el desarrollo de Autoclásica 2016.

Ahora se encuentra realizando una camioneta Ford T del año 1924 para regalársela a su nieta. Ninguna de las dos piezas fue armada con el fin de comercializarlas. Como artesano entelador que soy, en mi vida diaria, valoro sobremanera el trabajo dedicado a esta cupé Ford T a escala. Pero no solo por las horas dedicadas a armar la pieza, sino por la pasión puesta para llegar a ese resultado.

Estuve charlando un largo rato con Ruben y me invitó a que lo visite en su casa para contarme más datos e historia de sus modelos a escala. Es una invitación que no quedará en vano. Ya lo contactaré para ver sus obras y conocer su “taller”.

Los interesados en conocer más detalles de las obras de Ruben Vinyolas les dejo el enlace con su página donde describe su trabajo: http://www.rubenvinyolas.com. No está nada mal pegarle un vistazo a su trabajo como artesano argentino, es digno de conocerlo.

Las gracias a Sebastián Torres que me presentó a Ruben. Sino me hubiera cruzado con Sebastián en el stand Michi Foose Team de Carlos Pizarro, donde vendía autos a escala, en el sector del autojumble de Autoclásica 2016, no sabría de la existencia de Ruben. Las fotografías fueron tomadas el día lunes 10 de octubre de 2016 en la carpa de ACAMRA.

Seguro que me habría perdido de conocer esta maravilla que les mostré hoy. No será una crónica, pero es la última nota sobre Autoclásica 2016. De esta manera cerramos una semana, que arrancó el lunes 10 hasta hoy viernes 14, contando qué pasó en la muestra del Hipódromo de San Isidro.

Me pareció que había muchas cosas para contar en esta edición de Autoclásica y por eso decidí hacerlo en diferentes días de esta semana. Por eso mismo levanté todas las secciones diarias que normalmente aparecen en Archivo de autos. Mañana sábado regresamos a la programación habitual, como dicen en la tele…

Estos días de esta semana de octubre han sido una manera de contar lo que vi en Autoclásica y de paso mostrarles a los seguidores, que no pudieron asistir, algo de lo que me encontré en la muestra que ahora es una de las 8 más importantes del mundo. Y eso no es poca cosa. Será hasta Autoclásica 2017…

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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Wednesday, October 12, 2016

Los raros de Autoclásica 2016

Las distintas ediciones de Autoclásica suelen mostrarnos vehículos raros, o extraños, de ver a menudo. Ni hablar de verlos circular por las calles de Argentina. El tema es que hay que tomarse el tiempo de encontrarlos. A veces se los pasa por alto, aunque estemos al lado de ellos.

Volante móvil de un automóvil Lincoln.


Un tema es la poca, o nula, información que puede haber al lado de estos autos, motos o vehículos militares. Pero teniendo algún bagaje de datos es fácil reconocerlos donde se encuentran “escondidos” al público visitante.

Autoclásica no es una muestra para pasar rápido, como en un tour por ciudades europeas. Porque insisto que el mejor día para visitarla, claro si se puede, es el viernes cuando abre sus puertas la muestra, ahora considerada entre las 8 mejores del mundo según la FIVA (Federation Internationale Vehicules Anciens, Federación Internacional de Vehículos Ancianos).

Segundo parabrisas trasero de un Locomobile.

La primera rareza me la topé en el centro del boulevard del Hipódromo de San Isidro y el culpable era un viejo automóvil Lincoln de la década del veinte. Cuando uno piensa que eso de los volantes removibles es algo moderno está este viejo auto para demostrarnos lo contrario.

Un complejo mecanismo lo hacía irse hacia el torpedo, imagino, para facilitar la ubicación del conductor. A primera vista, para un distraído, sería pensar que se rompió el volante. Al mirarlo con detenimiento vemos que no es así. La primera rareza con unos 90 años de historia encima de ella.

Lincoln Zephyr V12 con carrocería de madera.

Al lado del stand de Pur Sang se podían apreciar varios viejos automóviles expuesto, justo en la entrada a Autoclásica 2016, para aquellos que dejaron sus autos en el estacionamiento. Ahí mismo un viejo Locomobile doble faetón nos mostraba un accesorio perdido en el tiempo: un segundo parabrisas para el asiento trasero.

Hay que pensar que al no tener las ventanillas el aire  debajo de la capota era para volarte hasta el último pelo de la cabeza. Este accesorio era algo que se podía encontrar en modelos abiertos de alta gama, o de lujo, en las marcas europeas o estadounidense hasta entrados los años treinta.

Ford Station Wagon del año 1941 con carrocería de madera.

Justo a su lado estaba exhibido un Lincoln Zephyr de 12 cilindros en V con parte de su carrocería de madera. La caída de la cola con la tapa del baúl parece una vieja lancha de madera de los años 30 y 40. Pero no solo eran las puertas y laterales de madera, sino que el tablero también estaba construido en ese material.

Si de madera hablamos en el centro del boulevard había en una carpa una rural Ford del año 1941 de madera. En el mismo estilo que el Lincoln Zephyr. En Estados Unidos las apodaron “Woody”. Tampoco es algo que se vea todos lo días. Además la rural exhibida estaba en estado impecable de restauración.

Volkswagen Kübelwagen o Tipo 82 del año 1942.

El salto a la vereda de enfrente precisamente en el stand de la Asociación Amigos del Escarabajo Argentina (AADEA) donde se exhibía un Volkswagen Kübelwagen del año 1942. Este vehículo también recibía la denominación de Tipo 82. Fabricados durante la Segunda Guerra Mundial sobre la plataforma del Volkswagen KdF, que sería conocido como Escarabajo.

Al parecer es una unidad alemana. Sabía que existía un solo ejemplar en América del Sur y que estaba en Argentina. Desconozco si es el mismo Külbelwagen. Lo cierto es la gran restauración llevada a cabo en este vehículo.

Jeep Willys MB 6 x 6 del año 1942.

Siguiendo con las rarezas militares en el stand de la Asociación Argentina de Coleccionistas de Vehículos Militares se encontraba un Jeep Willys de seis ruedas. Este modelo era el MB 6 x 6 del año 1942, es decir que tenía tracción en todas sus ruedas.

A mi entender estaba casi oculto a la vista del público visitante, tapado por la cantidad de Jeeps de todas las variantes y épocas. Creo que hubiera merecido un lugar más destacado para su exhibición para que muchos visitantes supieran de su existencia. Jeep Willys de cuatro ruedas vemos, siempre. Ahora uno de 6 ruedas no todos los días. Incluso hay personas que ni siquiera saben que se fabricaron.

Motocicleta BMW con sidecar de la Segunda Guerra Mundial.

Seguimos en la Segunda Guerra Mundial y al pasar por el stand de la marca BMW (Bayerische Motoren Werke), contando sus primeros 100 años de vida, me topé que una moto de la marca bávara con sidecar. Lo interesante es ver el estado de conservación y que la rueda del sidecar tiene tracción. Además de comprobar los años que tiene el motor bóxer de dos cilindros en las motos BMW.

Hablando de motos, y ya en el “Barrio de las motos”, muy cerca del espacio de BMW, estaba esperándome un triciclo Neocar. En el stand del Moto Club Puma Buenos Aires se podía apreciar este triciclo de la marca Puma del año 1958 con un motor monocilíndrico de 98 centímetro cúbicos de cilindrada. Una rareza en materia de motos de baja cilindrada.

Triciclo Neocar con motor Puma del año 1958.

Sinceramente no sabía que alguna unidad de un A.S.A. 1000 GT hubiera venido a estas tierras. La sigla era el nombre de la empresa italiana: Autoconstruzioni Società per Azioni. De casualidad lo encontré ya casi cuando dejaba Autoclásica 2016 el lunes 10 de octubre. Y estaba en el stand de la empresa Diwher que se dedica a restaurar automóviles.

Otra pieza que podía pasar desapercibida si previamente no se conoce el automóvil. Vi el A.S.A de casualidad cuando me estaba yendo. De hecho se puede ver la llovizna que había caído en la tarde del lunes 10 sobre la carrocería de color rojo del A.S.A.

A.S.A. 1000 GT con motor Ferrari restaurado a nuevo.

El A.S.A. fue la imagen que sirvió para la Trivia del mes de junio del año pasado en Archivo de autos. Este automóvil deportivo tenía motor Ferrari y se fabricó hasta el año 1967. Raro que una de las 95 unidades fabricadas llegara a Argentina.

Raro también era el Citroën SM del año 1973 que vino desde Uruguay, así lo confirmaba la patente, esas nuevas que son para los países integrantes del Mercosur. Algunos de los visitantes a Autoclásica 2016 no creo que tuvieran mucha idea del motor de ese automóvil.

Citroën SM del año 1973 con motor Maserati venido de Uruguay.

Para aquel tiempo la empresa francesa Citroën había comprado a la Maserati italiana y justamente el motor, de 6 cilindros en V, era de ese origen. Pero no solo eso sino que la batería de faros delanteros giraban en el sentido de la dirección.

Una cupé de lujo con prestaciones deportivas que no tuvo éxito comercial. Pero que 40 años en el tiempo es una pieza rara de ver. El estado del Citroën SM era impecable en todos sus aspectos y ubicada junto a otros deportivos europeos se destacaba por su diseño. La ubicación era de espaldas al sector de premiación y enfrente a donde 40 Jaguar contaban la historia de la marca británica.

Scania 112 Aerobus Bus Bullet del año 1985
de la empresa General Urquiza.

Para terminar nos vamos de viaje… Eso si nos tomamos el Scania 112 Aerobus Bus Bullet del año 1985, más conocido como Bala. Estaba estacionado en el sector destinado a las unidades del Museo del Colectivo Antiguo. Este ómnibus pertenece a la empresa de transporte General Urquiza y es algo raro de ver en las calles argentinas.

Las fotografías fueron tomadas en el predio del Hipódromo de San Isidro en la provincia de Buenos Aires los días domingo 9 y lunes 10 de octubre de 2016, cuando se realizó Autoclásica.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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Tuesday, October 11, 2016

Dos días en Autoclásica 2016

La ventaja de estar acreditado como un medio de prensa en alguna edición de Autoclásica, es poder asistir más de un día. Claro si mis otras ocupaciones me lo permiten. La idea original era asistir el día viernes 9 de octubre, pero el clima tuvo otros planes para mi persona. Así que los días elegidos finalmente fueron el domingo 10 y el lunes 11.

Los Torinos a la entrada de Autoclásica 2016.


El mejor día para los que vamos a Autoclásica, no solo a mirar automóviles del pasado, es el día viernes. Menos público presente y más tiempo para charlar con los expositores. Siempre hay alguna historia jugosa, para contar, o algún dato interesante que atesorar.

Un Stutz en primer plano y al fondo una cupé Graham-Paige.

Así que el domingo 10 de octubre partí hacia Autoclásica 2016 con un día espectacular sobre mi cabeza. Da gusto asistir a una muestra de estas características con un día templado y con un sol radiante. No así con la lluvia que azotó las primeras horas del viernes 9 y un intenso chaparrón a media tarde.

Dos Chevrolet de los años cincuenta.

Fue entrar y toparme con esa especie de rotonda, o isla verde, que abre Autoclásica, claro si uno ingresa a pie. Ese sitio fue el elegido para homenajear los 50 años del lanzamiento del Torino en Argentina de la mano de IKA (Industrias Kaiser Argentina SA).

En primer plano dos Chevrolet Corvette.

Lo interesante era poder apreciar Torinos de fábrica con algunas de las modificaciones, fuera de serie, que realizaron concesionarios de IKA. Pero lo mejor de todo fue tener al lado de los Torino de IKA los Rambler American, de American Motors Corporation, que dieron la base de su carrocería monocasco.

El Messerschmitt KR 200 del CASYM que ganó
el primer premio en su categoría.

Sobre el boulevard del Hipódromo de San Isidro suelen estar muchas de las grandes atracciones. Ya sea a modo de stand como de automóviles expuestos en el centro. En ese lugar estaban los autos americanos de distintas épocas. Arrancando desde los primeros años del siglo XX.

El Dauphine de récord venido de Francia.

Una treintena de clubes de autos expusieron sus ejemplares. Entre esos clubes estaba el Club Argentino Scooters y Microcoupés (CASYM) y pude conocer a Ernesto Parodi, uno de sus integrantes. Desde hace tiempo tenemos una cruzada contra el mito urbano que las moto cabinas de la marca Messerschmitt eran cabinas de aviones de combate.

El Alpine A110, en primer plano, y detrás el Renault 8 Gordini.
Al fondo los Renault más ancianos.

Me encontraba admirando automóviles, y sacando fotos para ilustrar, cuando me topé con Jorge Ingolingo, justamente dueño del famoso Messerschmitt de San Miguel. Estaba de visita junto con su hijo Mario, un compañero de encuentros donde haya autos antiguos. Charlamos de autos como era de esperar.

Cupé Fissore en el stand del Auto Union DKW Club de Argentina.

La charla estaba entretenida cuando pasó Norberto Núñez hacia el stand del Auto Union DKW Club de Argentina. Este año estaba exponiendo su Auto Union 1000 S del año 1967. A esta altura del partido Norberto es un amigo fierrero más. Ya hemos compartido varios encuentros en distintas partes. Y pensar que un poco más de un año atrás era solo un seguidor de Archivo de autos sin un rostro que identificar.

Los Chevrolet Camaro en el stand de
autos americanos de Zschocke Motorsport.

En el stand de la empresa Renault, además de la mención en el día de ayer del Étoile Filante, estaba exhibido un Dauphine que batió otro récord de velocidad y que fuera traído desde Francia, su tierra natal. Lo mismo que un Renault 8 Gordini y un Alpine A 110. Estos automóviles franceses, para aprovechar el cruce del Atlántico, se van a Brasil.

Las cupecitas del TC de las viejas épocas.

Hacia el fondo del boulevard estaban los Chevrolet Camaro en el stand de Zschocke Motorsport. Sobre una plataforma giratoria estaba un Camaro Rally Sport del año 1968 para que todos pudiéramos admirar todos sus flancos. Además de muchos otros Camaros de distintas épocas desde su lanzamiento en el año 1966 en Estados Unidos.

Los Eniak Antique en el stand de Registro Antique.

Al final de ese recorrido estaban las queridas cupecitas del TC (Turismo Carretera) junto a otros autos de competición que son parte de la historia del automovilismo deportivo de Argentina. Un patrimonio cultural fierrero para conocer y tener en cuenta.

Renault Floride en el stand del Club Gordini Baradero.

Ese domingo se le realizó un homenaje a Tulio Crespi, reseña que ya publiqué el lunes 9. Fue un gusto charlar brevemente con este creador de autos fuera de serie de Argentina. Otro diseñador que es parte de la historia del automovilismo argentino. Con sus pros y sus contras. Pero todo es parte de nuestro bagaje cultural, e histórico, cuando hablamos de fierros.

Renault Gordini del Club Gordini Baradero
sacando su rueda de auxilio.

En ese mismo stand me crucé con Gustavo Feder, editor de Autohistoria, que salió disparado para el sector de la premiación. Antes había estado en la premiación de las motos y estaba esperando la de los automóviles, que se había retrasado por una hora. Cosa que siempre pasa, no se cumple al pie de la letra el programa preestablecido.

Jeep Willys de la Asociación Argentina de Coleccionistas de
Vehículos Militares que ganó el primer premio en su categoría.

Este año la gente de la Asociación Argentina de Coleccionistas de Vehículos Militares trajo una gran cantidad de jeeps de distintas épocas y marcas. Además de otros vehículos militares y cañones antiaéreos. Entre los Jeep Willys expuestos había uno sin carrocería que era digno de ver.

Las motocicletas Puma en el “Barrio de las motos”.

La calle que comunicaba el boulevard con el “Barrio de las motos” podía llegar a ser una tortura cruzarla por la cantidad de público. En especial el domingo 9 que según la información que recabé fue récord en asistencia. Según los propios organizadores entre los cuatro días de Autoclásica 2016 asistieron casi 52.000 personas.

Las unidades del Museo del Colectivo Antiguo.

Luis Intile en el stand de Gas Monkey Garaje, que por segundo año consecutivo se ganó el primer premio por el diseño, me contó, el lunes 10 que en un momento del domingo era casi imposible cruzar los pasillos del sector de autojumble. Tal era la cantidad de público que visitaba Autoclásica 2016.

El Ford T de 1925 que acompañó a los viejos colectivos.

También en el sector de autojumble me crucé con Carlos Pizarro, otro seguidor de Archivo de autos, que estaba en su puesto de venta de autos a escala. Ahí estaba otro conocido: Sebastián Torres. Coleccionista de autos a escala e integrante de ACAMRA (Asociación Coleccionistas de Automodelos de la República Argentina).

La réplica del auto de Manuel Iglesias de la ciudad de Campana.

En el stand del Club Gordini Baradero me encontré con un Renault Floride del año 1961. Otros dos conocidos que estaban en ese preciso lugar eran, Alejandro Ochnio y Alberto Di Negro. También estuve charlando con Federico integrante del Gordini Baradero. Siempre traen buenos autos para exponer a Autoclásica. En este lugar tuve la suerte de conocer a Abel Ceverio, otro seguidor de Archivo de autos, y claro hablamos de autos…

Institec en el stand del Club IAME.

El “Barrio de las motos” es el lugar ideal para los amantes de las dos ruedas. Motocicletas de todas las épocas se dan cita año, tras año, en ese lugar. Además de ser el lugar donde más puestos de comida hay dentro de Autoclásica.

Dos viejos Rastrojeros del Club IAME.

A la vera de la pista del Hipódromo de San Isidro estaba estacionados a 45º los viejos colectivos que tanto afecto despiertan en los visitantes. Una gran variedad presentó el Museo del Colectivo Antiguo. Desde unidades de los años cuarenta hasta el ómnibus llamado Bala de finales de la década del ochenta. Un precioso Ford T del año 1925 los acompañó a los viejos colectivos. Este auto desfiló en el bicentenario del 9 de Julio en el Metrobus de la Avenida 9 de Julio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Dos Jaguar del año 1947 entre los 40 ejemplares exhibidos.

Para los que ingresaban desde el estacionamiento de Autoclásica se topaban con el stand del Museo del Automóvil donde se realizó el homenaje a los 100 años del nacimiento de Juan Gálvez, piloto de TC y hermano de Oscar Alfredo Gálvez. A su lado estaba el primer camión Scania L 111, como les conté en la reseña de los homenajes.

Tres Rolls Royce de épocas diferentes.

Hubo un stand donde se pudieron apreciar varios Lancia Lambda, un automóvil revolucionario para su época. Por sus innovaciones mecánicas para principios de la década del veinte. Con suspensión independiente en las ruedas delanteras y una carrocería monocasco.

El stand del Museo del Automóvil con el homenaje a Juan Gálvez.

Seguro que algo quedó en el tintero, aunque ya no usemos tinta para escribir, y solo apretemos una serie de teclas para verlas reflejadas en la pantalla del monitor. Pero no será la última crónica sobre lo qué pasó en Autoclásica 2016. Queda contarles algunas extrañezas con las que me topé. Autos que no se ven todos los días. Pero eso será mañana.

El mejor stand de clubes de autos del Auto & Moto Club Clásicos Tigre.

Las fotografías que ilustran esta nota fueron tomadas los días domingo 9 y lunes 10 de octubre de 2016 durante el desarrollo de Autoclásica 2016 en las instalaciones del Hipódromo de San Isidro en la provincia de Buenos Aires.

Mauricio Uldane
Editor de Archivo de autos

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